"No es amor el amor que al contemplar un cambio, cambia, o que obliga al distanciado a distanciarse. ¡Oh, no! Es un faro inmóvil que contempla tempestades y no se estremece nunca. Es la estrella para todo barco errante cuya virtud ignora, aunque conozca su altura. El amor no se altera con las breves horas y semanas, sino que perdura hasta el filo de los días.
Si esto es erróneo y se me puede probar, yo nunca escribí, ni hombre alguno amó jamás."
Leer Shakespeare con los ojos cínicos propios de la posmodernidad es difícil. Pero a la vez estas grandes historias de amores épicos siguen siendo fuertemente vigentes, y en ellas el amor es promesa de eternidad.
Ahora, cómo entendemos el amor hoy, en una época de verdades fragmentarias, de multiplicidad de estímulos, de respuestas inmediatas? Somos seres incoherentes y a veces, sumamente contradictorios. Lo que hoy amo puedo mañana odiarlo. Y sobre todas las cosas tenemos una visión limitada y selectiva. Optamos qué queremos ver del otro, escogemos lo que nos gusta y nos conviene y depositamos una considerable cantidad más de todo aquello que le falte. Nos marca la imposibilidad de conocer al otro y terminamos siendo perfectos desconocidos, justamente porque no quisimos ver.
Y así, el tiempo pasa, hay sombras que pesan y se hace una necesidad una compañía gentil, amable que entre en batalla con la soledad. Pero no un amor que arda y duela en el cuerpo, sino una mentira cortés y placentera.
Pero reconocer que necesitamos que alguien nos complete, es reconocer una falta. Así que amemos solamente a aquellos quienes parezcan casi convencidos de que se puede vivir una vida llena de comodidad y levedad.
En algún momento hay algo que se detruye y una vez destruído es irreparable. Llegamos a un punto donde no hay retorno. Lo bueno de la posibilidad de ver esto derrumbado, es que recién ahí podemos contruir sobre cimientos más seguros, dentro de lo que nos es posible. Refugiarse, dejarse llevar por otros deseos es volver a la visión selectiva, y seguir obstruyendo el dolor, que siempre, de alguna u otra forma, se manifiesta.
Desprenderse totalmente? Imposible, se acepta ese rasgo que quedó y se sigue. Y si al otro no le duele la ausencia de uno en su cuerpo, es porque sólo estuvimos aposentados, porque fue una estadía temporaria. Porque proyectamos algo que el otro no era. Nunca nos permitimos conocernos, sentirnos, percibirnos con sinceridad, y por qué va a doler la pérdida de un desconocido.
Sensatez y Sentimientos, basada en la novela de Jane Austen.