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2:56"El espectáculo era tan atroz que sintió como un vahído, pero en esa fugaz oscuridad, cuando parpadearon sus ojos, dejó de oprimirla el presente. Había algo insólito en la sombra que proyectaba el parpadear de sus ojos, algo que (como cualquiera puede comprobarlo mirando, ahora, el cielo) siempre está lejos del presente -de ahí, su terror, su indeterminado carácter-, algo que uno rehúsa fijar con un nombre y llamar belleza, porque no tiene cuerpo, es como una sombra sin sustancia, ni calidad propia, pero con el poder de transformar todo a lo que se agrega. (...) Sí, pensó, exhalando un hondo suspiro de alivio al salir de la carpintería para ascender la colina, otra vez empiezo a vivir. Estoy en la ribera del Sepertine, pensó, el barquito está remontando el arco blanco de mil muertes. Estoy a punto de comprender."
Orlando, Virginia Woolf
fotografía: Diane Arbus
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