
La hora de las golondrinas la determina: la ausencia de la brisa del sur,
el sol transformado en un reflejo, la sensación de que el tiempo se detiene.
Los aleteos recubren los ruidos del centro rosarino.
Hay algo lento en lo fugaz
de su aparición.
Algo detrás de la ilusión de escape.
Es que las golondrinas no escapan, retornan
¿Y qué vuelve allí en la vuelta, qué traen los aleteos?
¿Qué se descubre en el azul que brilla con su movimiento?
Algo se inscribe
Algo se inscribe en la tarde.
Después del último aleteo
La caída de la luz violenta el clima
y el cielo se destiñe violáceo.
Después del último aleteo
Vendrán las sombras
y otras formas, otros secretos
Ellas escriben el final del día
El vuelo despliega otro encanto
La belleza de las alturas
La sensación que la poesía
Se vive desde el abismo